historias del viento

Life can be in any colour you like

14:28

Le había costado bastante tomar la decisión, pero el momento finalmente había llegado. Repasó mentalmente cada paso del minucioso plan, la puntualidad era esencial, como siempre.

Una gota de sudor surco su frente. Sacó lo que le gustaba llamar su pañuelo de la suerte y se secó. Volvió a mirar la hora, 14:28. La aguja del reloj simulaba estar inmóvil, pero funcionaba bien, era su mente la que le hacía pensar lo contrario.

Ajustó su corbata, se aseguró de que el cuello de la camisa estuviera bien, lo mismo con las mangas y el saco. Reviso que sus zapatos estuvieran bien atados, si iba a hacer esto, al menos, quería estar presentable cuando llegue la hora. Todavía 14:28.

Alguien, no se sabe si hombre o mujer, gritó por encima de todo el ruido de su cabeza y del ambiente. Le pidió que no lo haga, que había mucho por que vivir… Que no era el fin, pero él ignoró a la voz. Otro, también, a los gritos le decía que se acercaba el momento y en su cabeza las voces se gritaban entre sí, discutiendo si debía hacerlo o no, pero él estaba determinado, había esperado demasiado, nunca había estado tan cerca, volvió a revisar cada detalle, se aseguró de tener todo lo necesario, miró el reloj, tal vez por última vez.

Somos presos del tiempo, pensó. Si bien es un invento humano cuyo paso implacable marca nuestra propia fecha de vencimiento, nuestra decadencia, nos ahoga, nos oprime, hace que pasemos por alto las cosas bellas de la vida, por el tiempo, por llegar tarde, o temprano. Sin embargo, el tiempo había sido durante toda su vida aquello por lo que regía todas sus actividades, siempre todo a cronometro, perfectamente calculado y esta no sería la excepción. 14:29

Contemplo el vació ante sí, los gritos eran ahora más fuerte que antes, podía oírlos por encima del fuerte ruido del viento, voces, aullidos desesperados y confusos. Algunos le decían que lo haga y otros luchaban por hacer que se quede.

Los segundos pasaban, sintió el sol en su cara, respiró profundo, el frío aire entro en sus pulmones, miro al vació, cerró los ojos, apretó los dientes y, sin vacilar, sin escuchar a ninguna de las voces, sin siquiera mirar su preciado reloj, sin pensar… Se dejó caer.

El viento golpeó violentamente contra su cuerpo, intentó gritar, pero era tal la fuerza que no podía hacerlo, o al menos, no escucharlo. Abrió los ojos y contempló la inmensidad del mundo ante su mirada.

-Yo soy el dueño de este mundo, de mi destino, no importan las voces, las obligaciones, no importa nada más que mi propia existencia. Se dijo.

El momento de tomar la decisión más importante se acercaba, tenía que elegir, aunque. Racionalmente hablando, era una decisión simple, vivir o no vivir, blanco o negro, si o no, no había intermedios…

Flashes, recuerdos, colores, sonidos, voces, músicas, pinturas, lugares, paisajes, películas, familiares, amigos, sentimientos, amor, odio, tristeza, dolor, llantos, juegos, deseos, proyectos, planes, historias que ya creía olvidadas, cuentos de la infancia, cosas que aún no pasaron y que, tal vez, nunca pasarían. Todo eso pasó a una velocidad inimaginable por su cabeza mientras las voces aún se disputaban a los gritos el control.

El suelo estaba cada vez más cerca y entonces la oyó… la única voz sensata que había dentro de su cabeza, la suya. Todas las demás callaron. Gritó más fuerte de lo que jamás pensó que podría hacerlo, su voz se escuchó hasta en el lugar más oculto de la tierra y resonó en lo más profundo de su ser.

Volvió a gritar. -¡QUIERO VIVIR!-.

Una sonrisa rápida paso por su boca y se quedó allí, estaba preparado para este momento, necesitaba enfrentarse a esto, busco la sortija, cerca de su pecho, apretó el puño, cerró los ojos y se juró a si mismo que nunca más iba a dudar… Una pausa, respiró profundo, aflojó todos los músculos de su cuerpo y liberó su mente. Tiró con fuerza de la sortija, sintió como la soga disparaba el mecanismo dentro de la mochila y, en menos de un segundo, el paracaídas se abrió.

-Un descenso perfecto! Le dijeron cuando sus pies tocaron el suelo. -Todo un profesional.

Ellos no sabían por lo que había pasado mientras caía, no sabían que él ya no era el mismo, ni cuales eran sus planes iniciales, ni de la lucha que había librado consigo mismo en el aire. Tampoco sabían que con ese descenso perfecto, había ganado mucho más que un reconocimiento o un simple trofeo.

Había obtenido el mayor premio al que se puede aspirar, había recuperado el control de su vida, había logrado lo que muchos no pueden, incluso luego de una eternidad de intentos. Había ganado su libertad.

16 delirios:

wooow, con los nervios hasta el final del texto ;), muy bueno ger!!! :D

 

juro que pense lo peor... de suspenso, bien llevada la historia y me gustaron las reflexiones, muy bueno ger.-

 

muchas pero MUCHAS gracias.

 

Cada vez es mejor que la anterior

 

Qué bueno lo que escribiste! Me encantó.


No te puedo explicar lo genial que me pareció tu comentario en mi blog. Espero que sigas de novio con esa chica y no la dejes jamás porque es b-r-i-l-l-a-n-t-e! Jajaja :)

 

San: Me alegro de que te haya gustado =)

Viejo: Era la idea

Alguien: Muchas, muchas gracias a vos por pasar y leerme

Anónimo: Ya sé quien sos =P Gracias por la crítica

Ella: Gracias! Sigo de novio con esa chica y planeo seguir con ella por muuuucho tiempo =)

 

me encanto.

Deja mucho para reflexionar

Te sigo.

Un beso!

 

Simplemente HERMOSO !
Te sigo ^^

 

excelente el relato!!!

felicitaciones!!!

:))

 

Expectante hasta la última línea!
Cuanta lucha interna, cuanto esfuerzo, preguntas sin respuesta, replantearnos todo, dudas..
Qué difícil que es lograr el control de nuestra vida, pero cuanta satisfacción da cuando se consigue...

Gracias x tu visita!
Besoss

 

uffffffffffffff, seguro que lo valió.

pd: ¿todo un año de nuevo? el que es capo, es capo.

 

Sherma: gracias por el consejo. Sin embargo, te cuento que -por el momento- no volvimos a hablar. No me llamó (y siempre llama o siempre llamo). Eso se denomina cola de paja. Igualmente, sabemos todos que sólo quería dar. dije quería porque no quiero un cagón ni para un garch-and-go. ¡Beso!

 

Sr, un placer leerlo y además compartir... ser libre, q tema no?

Me viene al pelo, me cae justito... en una época en la que estoy intentando mantener la filosofía Zen por sobre el resto... y lo voy logrando, con creces ;)

Le dejo un beso, Shermi!

(:

 

ayy me puso piel de gallo... y no pude dejar de tararear angelito de los piojos...

 

Nah, nah, nah, nah. Im-pre-sio-nan-te. Por primera vez en mucho tiempo (se nota, mirá cuándo vengo a firmar :P) me pude sentar a leer tranquila xD y la verdad es que me encantó el texto. Fue como sentir los nervios a flor de piel, la intensidad de tomar una decisión difícil, la ansiedad, la duda. Todo junto.
"Sin embargo, el tiempo había sido durante toda su vida aquello por lo que regía todas sus actividades, siempre todo a cronometro, perfectamente calculado y esta no sería la excepción. 14:29". Y esta frase me gustó particularmente porque es muy yo jajaja.
Beso! :)

 

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