historias del viento

Life can be in any colour you like

Historias del viento - Entrega IV



Días de lluvia

Después de esa tarde, mi vida cambió. Descubrí que mi existencia en este mundo tenía un nuevo objetivo, y éste era sacar todo eso que estaba oculto dentro mío y pasar el resto de mis días a su lado haciéndola feliz, como sólo yo podría hacerlo.

Durante las siguientes 4 semanas, día tras día busqué, e imagine mil formas y modos para hablar con ella, pero, por algún motivo, las cosas no se daban. O yo sentía que no se daban… De hecho, ahora que lo pienso, hubo varios silencios, vacíos e incómodos, que sólo hubieran podido ser evitados con un beso. Pero, de nuevo, siempre encontraba la excusa perfecta para no hacerlo. Evitaba adrede, aún a mi propio pesar, exponer mis verdaderos sentimientos hacia ella.

Cuando lo intentaba un profundo miedo se apoderaba de mí. No era miedo a mostrarme frente a ella, ni siquiera la terrible vergüenza que sabía que sentiría en caso de que su respuesta fuera negativa. Mi miedo estaba fundado principalmente en que, inevitablemente, sea cual fuera su reacción, las cosas cambiarían entre nosotros. Y yo no estaba dispuesto a vivir sin ella, no hubiera sabido como hacerlo.

Finalmente, luego de varias noches sin poder conciliar el sueño, tomé la decisión, pero para que mis nervios no me traicionaran, opté por hacer lo que mejor me salía… Poner mis sentimientos en papel. Pase horas tratando de elegir cuidadosamente cada palabra, descubrí que el techo de madera de mi habitación tiene formas un tanto raras y hasta imaginé historias con las cosas que pude ver… Escribí casi toda la noche.

Descarté catorce cartas, rompí algunas otras que ni siquiera llegaban a media página. Pero, luego de mucho intentar, logré plasmar perfectamente todo lo que quería decir. La releí una y otra vez hasta que me sentí conforme y me acosté a dormir. Sabía que por más hermosa que fuera mi carta, eso no garantizaba que ella cayera en mis brazos sólo por leerla pero, al menos… Al menos… Ella sabría que yo daría cualquier cosa por morir en los suyos…

El día amaneció gris, amenazante, triste y frío. El invierno ya había terminado, pero aún no se resignaba a irse.

Por la ventana pude ver como el viento se llevaba las últimas hojas que quedaban en la vereda y como caían algunas pequeñas gotas solitarias. Un perro pasó corriendo por la calle, detrás, un niño súper abrigado corría tras él, como podía, como pingüino, saltando, riendo, feliz…

Yo no había dormido demasiado y, sin embargo, estaba lleno de energía, necesitaba estarlo. El niño tropezó y cayó al suelo, lloraba y reía, feliz y triste. Entonces, el perro, su perro, dejó de correr y volvió para cuidarlo, así él dejó de gimotear, lo abrazó y comenzó a llover.

Cuando salí de la cama sentí un aroma a tostadas que venía de la cocina, el piso estaba frío, muy frío. Me vestí rápido y bajé a desayunar, ya podía sentir el olor y el sabor del café con leche y el rico gusto de las tostadas con un poco de dulce casero… Tal vez esa haya sido la razón por la que esa mañana salí de casa un poco más tarde de lo usual. Me abrigué bien, me aseguré de llevar conmigo la carta, varias veces. En el camino miles de pensamientos, sentimientos y sensaciones pasaron por mi mente, sin embargo, cada media cuadra metía la mano en el bolsillo de mi campera para verificar que la carta siguiera allí, seguía ahí, entonces podía seguir.

Llegué al colegio y fui a buscarla. No estaba, aunque bueno, esta vez yo había llegado más tarde. Pero, ese día no la vi por ningún lado. Nadie lo había hecho, ni sus mejores amigas sabían nada de ella.

Por eso, a la tarde fui a su casa, tal vez estaba enferma, tal vez sólo tenía sueño y por eso no había ido a la escuela. Tal vez, tal vez… Golpeé su puerta, nada, silencio. Volví a golpear, silencio de nuevo.

Esperé media hora en la puerta de su casa, no podrían tardar en llegar. Esperé una hora, dos horas… Tres. Una vecina me vio ahí y dijo:

-“Hijo, no va a salir nadie. Está mañana vino un camión de mudanzas, se fueron muy rápido, no te avisaron?”.

Pensé que estaba alucinando, mis ojos se llenaron de lágrimas. No podía hablar, tenía un nudo en la garganta que no me lo permitía…

-“Por qué?”. Dije… Pero la señora no supo responder. –“Sólo sé que se fueron rápido querido, nada más… lo siento”. Y se fue

La fría noche llegó. Sin embargo, yo me quedé ahí unos minutos, horas, una eternidad, no lo sé… Mirando fijo a su puerta, como si eso fuera a traerla de vuelta a mí y, como por arte de magia, ella fuera salir en cualquier momento y me abrazara. Ese momento nunca llegó.

Volví a revisar mi bolsillo, la carta seguía allí pero, con que objeto? Pensé. Recordé aquel día en el que casi la beso, sus ojos, su mirada, si tan sólo hubiera dado el paso… Mi historia está plagada de intentos, de casi lograr algo y temores, me insulté por dentro, me odié, lloré…

Miré al cielo tormentoso. Saqué las manos de mis bolsillos para secar mis lágrimas que se fundían con las gotas de lluvia, o era al revés? En ese momento, la carta se deslizó hacia afuera, como si quisiera irse de ahí y cayó al suelo. Me incliné para tomarla. Pero, el viento, ese que hacía caer lentamente las florcitas sobre su pelo, ese que golpeaba nuestros rostros iluminados por la tenue luz del amanecer en mi sueño, ese que se llevaba las hojas, sopló, sopló fuerte helando mis huesos… Llevándose con él mis palabras de amor, mis ilusiones, mi corazón. Corrí, como nunca, tratando de alcanzarla, la carta no importaba, en realidad sólo quería hacerla volver. Ir con ella adonde nos lleve el viento, pero no pude hacerlo…

Contemplé como se elevaba en el aire y se alejaba de mi. Hasta que, finalmente, la perdí completamente de vista. Ahora, era una historia del viento más.

4 delirios:

nooooo, no podes!! y ahora como sigue esto... nene.. la entrega 5, dale...

 

aaaggghhh!!! estoy totalmente de acuerdo con viejo....la 5º entrega!! jeje y a ver si tardas menos que esta vez :P, un beso!!

 

Es increíble, precioso. Cómo lográs plasmar una historia de amor de tal forma me impresiona, es genial. Encontré tu blog, y me alegro. Voy a esperar con ansias el próximo capítulo. Ah, me presento. Soy Florencia :)

 

¡Qué alegría poder encontrarte por aquí, y a todas tus letras!

 

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